jueves, 7 de mayo de 2015

"Por un ancho camino"










Cotelito en Galería Inmigrante
. Arteba 2013 . Barrio Joven .
Instruyámonos, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia
Conmovámonos, porque necesitaremos de todo nuestro entusiasmo
Organicémonos, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza
“…Una respuesta es que todo arte es político, el problema es que la mayoría (del arte) es reaccionaria, es decir, pasivamente afirmativo de las relaciones del poder bajo las cuales fue producido…Yo definiría al arte político como el arte que conscientemente se propone intervenir en las relaciones de poder (en lugar de solamente reflexionar sobre ellas), y esto significa necesariamente las relaciones de poder dentro de las cuales el arte existe. Y hay una condición más: Esta intervención tiene que ser el principio organizativo de la obra de arte en todos sus aspectos, no solamente en su “forma” y su “contenido”, sino también en su forma de producción y de circulación.”
Andrea Fraser
"En el transcurso de los años siento que mi interés en el arte fue disminuyendo y en su lugar ha ido apareciendo una fascinación por la ética. No es que esté descartando el arte. Este sigue siendo una forma importante de facilitar la conexión de ideas que normalmente se presumen imposibles de conectar y, como siempre, todavía nos provee de una metodología para expandir las fronteras del conocimiento. Pero en el último medio siglo han pasado dos cosas. Por un lado, el arte se ha ido reduciendo hasta ser solo una forma más, entre muchas, de producción de objetos de consumo. Por otro, con el tiempo la función de la ética también parece haber cambiado. En mi juventud las decisiones que se tomaban con respecto a la ética eran relativamente simples – uno era ético o no lo era.
Hoy las circunstancias nos han llevado al punto en que la ética se ha convertido en un arma subversiva, un instrumento activo de resistencia – quizás el único instrumento que nos queda. Antes, las posiciones éticas llevaban a las polémicas y a las operaciones políticas. Con ellas se trataba de mejorar y purificar el mundo; e incluían idealismos que llegaban al extremo de admitir a las guerrillas revolucionarias. Hoy todo eso parece haber perdido, no solamente su carácter colectivo, sino también su potencial de comunicación. En un mundo gobernado por la codicia, la corrupción y los fundamentalismos mentalmente violentas, el comportamiento ético solamente parece servir para diferenciarnos. Sirve para mantener una identidad que nos aleja del desenfreno. Ya no hablamos de actos revolucionarios sino de actos disociativos.
Esta separación, sin embargo, no significa un lavado de manos. Significa que la represión nos llevo a la modestia forzada de crear una esperanza del contagio, de tratar de que el modelo cunda. Si bien tomar una posición ética hoy solamente sirve como un señalamiento, al menos trata de humillar al que no la comparte. Con ella señalamos el hecho de que no solamente no formamos parte de la corrupción, sino que nos oponemos a ella. Informamos al que sepa escuchar que estamos tratando de cuidar un legado.
Esta realidad, por supuesto, no invalida el ejercicio del arte. Pero le da una dirección distinta, le redefine su función. Hoy hacer arte es una tarea mucho más difícil y compleja. Ya no se trata del viejo juego del mensaje político aprisionado en un contenido declaratorio. Se trata de algo mucho más importante e inevitable. Y segura y desgraciadamente, mucho más fútil”
Luis Camnitzer.
pic by Mario Scorzelli


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